Hace unas semanas recibí un mail con una invitación, una de esas invitaciones que no se suelen esperar y que no se pueden, ni se deberían rechazar jamás, primero por quién te la hace y segundo por el contexto y contenido de la misma. El Dpto. de comunicación del grupo Mahou-San Miguel me invitaba junto a otras cuatro personas a vivir en Madrid una experiencia cervecera sin igual.
El contexto de esta experiencia era el de conocer y vivir de primera mano la «Excelencia cervecera» del Madrid de Mahou. Una nueva propuesta de este gran grupo empresarial enfocada a seguir difundiendo y divulgando la cultura cervecera, tan necesaria en nuestro país, desde su experiencia y desde su arraigo a la ciudad de Madrid, donde esta marca nació hace 128 años de la mano de Casimiro Mahou Bierhans y su familia, en la calle Amaniel.
De empresa familiar al mayor grupo cervecero del país
Mahou fue fundada en 1890 como Hijos de Casimiro Mahou, fábrica de hielo y cerveza y estuvo regentada por la familia durante un siglo aproximadamente. A finales del año 2000 la compañía compra la empresa cervecera San Miguel convirtiéndose así en la mayor empresa cervecera española. La primera actividad de la fábrica familiar era la de la fabricación y venta de hielo, colores y barnices y no fue hasta la incorporación del maestro cervecero alemán, Konrad Stauffer Ruckert, cuando empiezan a producir cerveza.
En sus inicios elaboraron cerveza tipo Pilsen, que era la más consumida en Europa en aquel entonces y lo sigue siendo ahora. El agua empleada en la fábrica de Amaniel procedía de la distribución canalizada que ofrecía el recién inaugurado Canal de Isabel II. El lúpulo, difícil de cultivar en los campos agrícolas de España, se importaba de Alemania, procedente de las proximidades de Núremberg, del tipo Lagerbierhöpfen, y la malta era de origen nacional y procedía de los campos de Aranjuez.
Pese al poco arraigo que el consumo de cerveza tenía entre la sociedad de la época, las cervezas Mahou se hicieron un gran hueco en ella y comenzaron a despuntar, hasta tal punto que la compañía deja de producir colores y barnices en las primeras décadas del siglo XX y continúa produciendo barras de hielo hasta los años setenta. En este período su principal competidor era la cerveza El Águila, y es por ello que la familia decide en 1904 ampliar el negocio creando una segunda fábrica en Gibraleón (Huelva) para abastecer de cerveza a las poblaciones mineras de la provincia. Pero la iniciativa no prosperó y la aventura concluyó en 1912. Después de ésta, hubo otras iniciativas como las factorías de Novelda, a finales de los veinte, y de Orense (conocida como cervezas San Martín)
A partir de ahí, y hasta la actualidad, el crecimiento de la empresa ha sido meteórico. En 1985 el 80% de los bares y locales hosteleros de Madrid servían cerveza Mahou, principalmente su Mahou cinco estrellas. En la actualidad el grupo Mahou sigue creciendo, no solo en volumen de ventas y en estructura empresarial, sino también en su visión y enfoque hacía los años venideros y sobre todo teniendo en cuenta el prometedor y creciente panorama actual cervecero en nuestro país. Las recientes incorporaciones a su grupo de la conocida marca americana Founders y la no menos conocida marca nacional Nómada Brewing son un claro ejemplo del potencial y las ganas de crecimiento que el grupo Mahou-San Miguel tienen, apostando por disponer de un amplio abanico de productos que consiga llegar al mayor número de consumidores posible.
Mahou es una gran empresa englobada en una gran industria que mueve millones de euros al año, y las previsiones para los próximos años siguen siendo de crecimiento, por lo tanto ninguna empresa que se dedique a la elaboración y venta de cerveza debe dormirse en los laureles si quiere seguir prosperando. La investigación, el desarrollo y la innovación, lo que conocemos como I+D+I, debe estar muy presente en este sector y en cada una de las empresas que lo forman, grandes, medianas y pequeñas.
Y esta iniciativa a la que tuve el placer de ser invitado está enfocada en eso, en seguir creciendo, en mostrar los avances y los pasos conseguidos y en continuar fomentando algo que aún es muy necesario aquí, la cultura cervecera y todo lo que ello conlleva.
Una experiencia única
Con esta iniciativa lo que Mahou pretende es muy sencillo, acercar aún más sus cervezas al consumidor, mostrar lo que la cerveza puede aportar en una mesa, hacer de la cerveza algo sencillo y divertido y hacer que el gran público aprecie aún más todo lo que hay detrás de este gran líquido.
Es una apuesta que una empresa cervecera como esta, e incluso otras más pequeñas, deben afrontar y asumir si quieren seguir creciendo y sobre todo si quieren seguir haciendo crecer el consumo y el respeto por la cerveza. Evidentemente no todas las empresas están capacitadas para realizar acciones de este tipo, eso lo sabemos de sobra, pero incluso con otros pequeños gestos muchas otras empresas del sector también podrían hacer mucho.
Antes de entrar a detallar mi experiencia quisiera agradecer a todas las personas que la han hecho posible y que se han volcado con nosotros para que nos sintiéramos como en casa, o más bien mejor que en casa, además de compartir toda su experiencia y conocimientos con nosotros. Ingrid Vico, especialista en cultura cervecera y cervecería internacional, por su extensa visita a la fábrica de Mahou en Alovera, así como a David Rivelles, supervisor y encargado de I+D de la planta piloto y mico-cervecería de Alovera, también por sus explicaciones sobre esta nueva micro, y a Bruno Martínez Falagán, jefe de cultura cervecera y cervecería internacional e Inés Minguez del Dpto. de Marketing.
Y por supuesto agradecer también a los compañer@s con los que tuve el placer de disfrutar de todo esto, de su compañía y de unas cuantas buenas charlas. Siempre diré que esto es lo que más me gusta de la cerveza, poder conocer a gente con diferentes perspectivas, de diferentes lugares y compartir experiencias y conocimientos. Gracias por ello a Juan Antonio Barrado (Madrid), entre otras cosas experto en cerveza, compañero de la Asociación Española de Beersommeliers y Catadores de Cerveza y editor del blog «La cerveteca de JAB», a Daniel Trivelli (Santiago de Chile), presidente del Grupo de Cervezas de América y fundador de la Copa Cervezas de América, a Jessica Mason (Brighton, UK), periodista que colabora con medios como The Morning Advertising o Vice. Es fundadora de Drinks Maven, una publicación especializada en cervezas y espirituosos. Ha colaborado en el libro 1001 Whiskies You Must Try Before You Die y también ha participado como jurado en premios británicos y ha hecho sus pinitos en la elaboración de cervezas en marcas como Beavertown. Y por último a Jane Peyton (Brighton, UK), escritora, consultora y ponente especializada en cerveza y bebidas espirituosas. Ha conseguido premios como el Beer Sommelier of the Year en 2014. Además, es autora del libro Beer o’ Clock, and Drink: A Tippler’s Miscellany y colaboradora habitual en tv y radio.
Primer día. Visita a la fábrica, comida maridada y cena espectacular en el StreetXo
El primer día de esta experiencia cervecera arrancó con la visita a la espectacular fábrica de Mahou en la localidad de Alovera, en la provincia de Guadalajara. Debo decir que la noche anterior aprovechamos que estábamos en Madrid para hacer un poco de «turismo» y dada la cercanía con el hotel donde nos encontrábamos alojados fuimos a tomar unas cervezas a la Fábrica Maravillas, en el barrio de Malasaña, donde me tomé una Session IPA fresquita que entraba sola teniendo en cuenta el calor que todavía hacía en Madrid por la noche. Después ya nos decantamos por un par de locales «castizos» de Madrid, «La bodega de la Ardosa», con 150 años de historia e historias, donde tomamos una Guinnes con su riquísima y emblemática tortilla de patata, y para terminar nos tomamos un cocktail de la casa, compuesto por vermut dulce, ginebra, grand marnier y curacao de naranja, en el mítico «Museo Chicote», que nada tiene que ver con el popular chef.
Siguiendo con el programa de este primer día, la visita a la fábrica de Mahou fue tremendamente entretenida y didáctica, además de estar perfectamente acompañada y explicada por Ingrid Vico. Además de ver la inmensa fábrica, 132.000m2 construidos en un terreno de 430.000m2, en cada una de sus áreas de producción, pudimos ver también la micro-cervecería que hace escasos años (2015) levantaron dentro de sus instalaciones con el fin de seguir innovando y desarrollando nuevas cervezas que ofrecer a los consumidores. En esta micro es donde Mahou elabora, entre otras, sus cervezas especiales “Casimiro Mahou” (Lager, Trigo, Extra y Ale), cuyas etiquetas hacen referencia a cuatro calles de Madrid con un especial significado para Mahou, como son la calle Amaniel, Marcenado, Maravillas y Jacometrezo, así como las cervezas de la conocida marca craft española Nómada Brewing. En esta micro, donde se esperan elaborar unos 45.000hl al año, trabajan unas 23 personas, tanto a tiempo completo como parcial, y ya se han empleado más de 150 ingredientes distintos en la elaboración de las diferentes cervezas que se han producido en ella.
Justo encima de la micro, junto a las oficinas, están construyendo una pequeña planta de 150 litros de elaboración que servirá de pruebas para la propia micro. Comparándola con el resto de instalaciones esta sala era como un pequeño juguete para trastear, probar y experimentar cosas nuevas.
La producción diaria de la fábrica es de unos 1.300hl aproximadamente, entre 8 y 9 elaboraciones, y disponen de 81 fermentadores con capacidad para 347.500hl y otros 42 con una capacidad de 47.000hl. Para el filtrado de la cerveza cuentan con 4 filtros con capacidad para 500hl/hora y para el almacenamiento de materias primas cuentan con 18 silos, 10 (620 Toneladas) para el almacenamiento de maltas, 6 (200T) para maíz y otros 2 (275T) de almidón.
El mayor proveedor de maltas de Mahou es la empresa IESA (Intermalta Energía S.A), perteneciente al grupo Malteurop, de capital francés, y en la que el grupo Mahou-San Miguel es uno de sus máximos accionistas. Malteurop es uno de los grupos más grandes del mundo dedicado a la producción y distribución de maltas con presencia en 14 países en Europa, Norteamérica, Oceanía y Asia. En España disponen de tres malterías, en San Adrián (Navarra), Albacete y otra en Sevilla, con las que producen 315.000 toneladas de malta al año, principalmente de las variedades Pilsen, Pale, Vienna y Munich.
Pero sin duda alguna lo más impactante que pudimos ver fue la espectacular sala de barricas que Mahou levantó en sus instalaciones hace aproximadamente un año. Esta joya de la corona se erige en un edificio que imita, tanto en su fachada como en su interior, a la primera fábrica que Mahou abrió en la calle Amaniel de Madrid. 3.000 barricas de roble francés y americano perfectamente apiladas, donde se encuentran madurando a una temperatura constante sus cervezas de la gama barrica, la original, la bourbon y la 12 meses. Precisamente esta gama de cervezas fueron las que después empleamos en el maridaje tanto de la comida como de la cena.
Y hablando de comida, tras pasar por la inmensa planta de embotellado, enlatado y embarrilado nos dirigimos al bar-restaurante que la empresa tiene allí mismo y donde antes de comer pudimos probar algunas cervezas de Founders para abrir el apetito. Una vez pasamos al comedor nos descubrieron el menú junto a la propuesta de maridaje que constaba de los siguientes platos y cervezas:
- Vichysoisse de manzanas asadas con guarnición de dados de manzana caramelizados acompañada por la Mahou 0,0 tostada.
- Escalivada de pimiento, cebolla y puerro frito crujiente acompañada de la Mahou cinco estrellas.
- Ensalada de alga wakame con langostino en salsa thai junto a la Casimiro Mahou de trigo.
- Atún rojo a la plancha con salsa teriyaki acompañado de la Mahou maestra.
- Peras en compota al aroma de coco sobre coulis de frutos rojos junto a la Mahou barrica bourbon.
La comida estuvo increíble, de los platos y acompañamientos me quedo sobre todo con el atún a la plancha y las peras en compota, en este último el dulzor y textura de la pera en compota y el sabor del coco casaban fenomenal con los aportes de caramelo, a fruta madura y el aroma avainillado y a coco de la cerveza envejecida en barrica de bourbon.
Como colofón final a esta comida, y durante una agradable tertulia, pudimos probar varias cervezas de Founders y Nómada Brewing y sin duda alguna la que nos dejó boquiabiertos fue la espectacular “Lizard of Koz” de Founders. Lizard of Koz pertenece a la Barrel Aged Series de Founders, ocupando un lugar muy especial en ella. El maestro cervecero Jeremy Kosmicki quiso hacerle un regalo de cumpleaños a su hermana pequeña Liz. Para ello elaboró esta Imperial Stout de 10,5 grados, y madurada en barrica de roble que contuvo bourbon, a la que añadió algunos de los ingredientes favoritos de su hermana: vainilla, arándanos y chocolate amargo. El resultado es un cervezón intenso, complejo y equilibrado que sin duda alguna no se olvida fácilmente.
También pudimos probar “Hidra Inmunda”, una hoppy lager de la serie Cuernos de Pez, unas cervezas con las que la compañía quiere acercarse al consumidor joven interesado en empezar a probar otros sabores y otros estilos que le inviten a introducirse aún más en el amplio abanico cervecero. Para mi gusto y percepción personal fue la que menos me llamó la atención, es una cerveza con mayor aporte de lúpulo y aromatizada, tal y como indica en su información, y fue por eso que la encontré con poca intensidad, sobretodo en aroma, y el poco que tenía resultaba un tanto artificial, sin frescura.
Tras un merecido descanso, ya a última hora de la tarde, nos dirigimos a disfrutar de la última sorpresa del día, una cena maridad con la serie Mahou barrica en el restaurante StreetXo del conocido chef David Muñoz. Si la comida en la fábrica fue increíble la cena la superó. Tanto los platos, su elaboración, complejidad, intensidad, mezcla de sabores y texturas, como el acompañamiento con las diferentes cervezas resultó asombroso, así como la atención del personal y las explicaciones sobre los platos. Lo bueno del maridaje es el amplio abanico de sensaciones que este puede proporcionarnos, no solo en función de lo que tengamos en el plato y en la copa sino también en función de los gustos y afinidades personales de cada persona, por ello disfrutar de una comida o una cena maridada con diferentes cervezas puede llegar a ser toda una grata experiencia.
La propuesta de los platos y cervezas de esta cena fue la siguiente:
Con Mahou barrica original
- Saam de panceta ibérica a la brasa, condimento de mejillones escabechados, shitakes encurtidos, salsas Siracha y Tártara Xo.
- Sandwich Club al vapor, ricota, huevo frito de codorniz, sichimi-togarashi.
Con Mahou barrica bourbon
- Nem vietnamita de pato y sashimi tibio de gambas blancas con agridulce de chiles y ali-oli cremoso.
- Dumplin pekinés, oreja confitada y hoisin de fresas, ali-oli y pepinillo.
Con Mahou barrica 12 meses
- Cocido Hong Kong – Madrid con ajo negro, taro y chiles.
- Lasaña koreana de wonton y vaca vieja gallega con shitakes, tomates escabechados piantes, bechamel de cabra y cardamomo.
- Croquetas “La Pedroche” con kimchi, leche de oveja, atún y té lapsang souchoung.
Espectacular, no hay mucho más que decir, fue una auténtica experiencia para los sentidos, una explosión de sabores, texturas y olores muy bien acompañados por las cervezas, era muy curioso ver como cambiaban los matices de los platos probándolos con cada una de las tres cervezas disponibles, el resultado era sorprendente y más aun teniendo en cuenta que la comida era muy especiada, intensa y condimentada. Y ya para rematar la cena brindamos con un riquísimo Pisco chileno, añejado en madera de roble americano, que trajo nuestro compañero Daniel. Mano de santo que dirían algunos.
Segundo día. Del espacio cervecero de Mahou al MadCool festival.
Para este segundo día nos deparaban dos actividades muy diferentes, por un lado la visita al nuevo “Espacio cervecero” de Mahou en Madrid y por otro lado disfrutar del festival de música MadCool que en esos días se celebraba por allí.
Siguiendo el orden, por la mañana nos dirigimos al local que recientemente ha abierto Mahou en la calle Génova, 5 a modo de brewpub, un modelo de negocio traído de tierras americanas que cada vez más se está instaurando en nuestro país. Espacio cervecero es una micro-cervecería integrada en un local de restauración, dos negocios en uno con una pequeña pero muy completa instalación situada a la entada del local y a plena vista de todo los clientes. Bruno Martínez fue el encargado de darnos una completa explicación de todas y cada una de las partes que componían dicha instalación, desde las ollas de maceración y cocción hasta los fermentadores y tanques de maduración.
En este local se elaboran actualmente 4 estilos diferentes de cerveza, una Vienna lager, una Stout, una IPA (India pale ale) y una APA (American pale ale). De todas ellas me quedo con la Vienna lager y la APA. Tras probar todas y realizar una master-class de tiraje de la clásica caña madrileña, perfectamente dirigida por Manuel Lazcano, pasamos al fondo del local donde se ubica el amplio y acogedor comedor. Allí nos esperaban los cuatro alumnos de la Escuela Superior de Hostelería y Turismo de Madrid junto a su profesor, el conocido cocinero Juan Pozuelo, que iban a participar en el “primer concurso de tapas maridadas con cervezas Mahou” que organizaban entre ambas instituciones y que nosotros tuvimos el privilegio de ejercer como jurado del mismo.
Cada participante tenía asignada una cerveza diferente y tenían que elaborar una propuesta de tapa que ellos creyeran que podría maridar con esa cerveza. El ganador fue el joven Luis Herrero con una tapa de salmorejo con tierra de olivas, espárrago triguero y huevo rayado que maridó con la Mahou 0,0 Tostada. La verdad es que estuvo muy reñido y los cuatro lo hicieron genial, cualquiera de ellos hubiera sido justo ganador, así que desde aquí mi más sincera enhorabuena a todos ellos y sobretodo enhorabuena por este tipo de iniciativas.
Después de comer y tras el oportuno descanso de la tarde llegó el colofón final a esta gran experiencia, disfrutar del MadCool festival. Allí pudimos visitar el Mahou Hostel, una propuesta de espacio que la marca, patrocinadora del festival, había montado allí. Una especie de “atracción” donde la gente podía vivir una experiencia más mientras se tomaba la cerveza del festival. Después ya nos dirigimos hacia la zona donde se situaban los escenarios principales y nos dispusimos a disfrutar de los conciertos de Jack White, Artic Monkeys y Franz Ferdinand.
Con esto ya dábamos por terminada esta grata experiencia vivida en Madrid gracias a Mahou y que será difícil de olvidar. Así que no me queda más que volver a agradecer a tod@s los implicados en esto su gran labor y su grata compañía, ha sido un verdadero placer.
Salud y hasta pronto.