Muchos hemos escuchado el nombre de Gambrinus en varias ocasiones, lo hemos visto dando nombre a locales cerveceros, carteles publicitarios o incluso a algunas cervezas, por lo general belgas, holandesas o alemanas, pero alguna vez os habéis parado a pensar quién fue realmente el legendario rey Gambrinus. O lo que es mejor, os habéis parado a pensar si existió realmente tal y como lo cuentan?
La imagen que tenemos de este personaje es la de un tipo alegre y barbudo, con una gran corona en la cabeza y una jarra de cerveza en la mano. Algo así como un Santa Claus de la cerveza. Algunos incluso creen que fue un santo o que es el patrono de los cerveceros, si creéis eso quitároslo ya de la cabeza.
Para saber de dónde viene esta figura nos tenemos que remontar hasta la época de los romanos, en el año 98 d.C el senador Tácito (Tacitus) escribió una breve historia de los alemanes, un pueblo primitivo que vivía al norte del Rin y los Alpes. Sobre el origen de los alemanes afirma que adoraban a un dios llamado Teuto y su hijo Mannus como sus antepasados más antiguos. A Mannus les asignan tres hijos: Ingaevones, Herminones e Istaevones. Algunos afirman que el dios tenía varios descendientes más, y la nación varias denominaciones, tales como Marsi, Gambrivii, Suevi y Vandilii, y que estos son nombres antiguos auténticos.
De aquí se desprende la existencia de un pueblo denominado los Gambrivios, cuyo rey local se llamaba Gambrivius, aunque no todos los historiadores lo confirman o coinciden plenamente en esto.
Pasaron los años, los siglos y el trabajo de Tácito cayó en el olvido con el avance de la humanidad. Sin embargo, en el año 1425 una copia de su trabajo fue descubierta en la abadía alemana de Hersfeld y fue llevada a Italia donde se extendió aún más. Fue a partir de este momento que la palabra «alemanes» comenzó a ser utilizada de nuevo tras caer en desuso después de la época romana. Éstos eran los tiempos del renacimiento y del humanismo: los científicos comenzaron a examinar los viejos textos romanos y griegos otra vez, pusieron a la antigüedad en un pedestal y condescendientemente hablaron del período que vino después como la «Edad Media».

Annio da Viterbo
Hasta ahora todo esto es simplemente historia que nada tiene que ver con la cerveza, al menos directamente, pero lo que el trabajo de Tácito desencadenó fue nada más y nada menos que el gran mito del rey Gambrinus, y todo comenzó con un monje (como no) italiano llamado Annio da Viterbo que publicó su libro Antiquitatum Variarum en 1498, y en el cual citó varios textos clásicos, hasta entonces desconocidos, que entre otras cosas arrojan luz sobre el origen de los alemanes. Annio afirmó que había diez reyes legendarios: Teutus, Mannus, Marsus, Gambrivius, Suevus, Vandalus …
Lo que Annio hizo realmente fue desengranar aún más los textos de Tácito y quizás también hacerlos más interesantes usando un poco de su imaginación y proclamando un rey local como el anteriormente mencionado Gambrivius, del que poco después el historiador alemán Johannes Aventinus (Johann Georg Turmair) escribió en su libro Annales Bojorum (Historia de Baviera), en el siglo XVI, que su hijo Suevus fue quien llevó el conocimiento de la cerveza a Alemania tras convertirse en el amante, nada más y nada menos, de la diosa egipcia Isis.
Después de muchas conjeturas y tras pasar por las manos de varios historiadores que ni confirmaban ni desmentían estos hechos, tal vez porque no tenían tampoco pruebas para hacerlo, esta gran historia cayó en manos de un poeta, por fín alguien con un poco de sentido común. Primero fue el belga Jean Lemaire de Belges (1473-1524), cuya atribución más importante a esta leyenda del rey de la cerveza se debe a un error tipográfico, ya que sin querer cambió la “v” de Gambrivius por una “n”, dejando así el nombre como Gambrinius.
Pero fue definitivamente el poeta y fabulista alemán Burkard Waldis (1490-1556) quien dio forma a la leyenda tras escribir en 1543 sus doce poemas sobre los doce míticos reyes alemanes y en uno de los cuales ya se menciona a Gambrivius (Gambrinius) como rey de Brabante, antiguo ducado situado entre los Países Bajos y Bélgica, y que aprendió a elaborar cerveza de los mismísimos dioses Isis y Osiris. Un extracto del poema dice así:
“Hizo la malta de cebada
Y surgió la cerveza primero
Como lo aprendió de Osiris
Y de Isis.”
El poema fue incluido en la ilustración de Hans Guldenmundt, que representa a un rey coronado con lúpulo y la cebada detrás de él e identifica al rey Gambrivius como el primer cervecero de la historia.
Más allá de la historia
Hasta aquí la primera parte de esta historia, precisamente la más histórica, pero ahora viene la segunda parte, la que convirtió a la leyenda en hombre o al hombre en leyenda.
Victor Coremans, periodista e historiador belga, escribió un artículo en 1842 que examinaba la historia del mítico rey Gambrivius. Basado en algún razonamiento bastante dudoso, Coremans fue el primero en sugerir que el rey de la elaboración de la cerveza estaba basado en Juan I, duque de Brabante (1252-1294), también conocido como el Victorioso. Una teoría alternativa sugirió que Gambrinus se basó en Juan sin miedo, el duque de Borgoña (1371-1419), a quien se le atribuye la introducción del lúpulo a la cerveza europea, gran mérito el suyo teniendo en cuenta que la zona de Borgoña era muy conocida por sus grandes vinos, tal y como sigue siendo hoy en día.
¿Cómo se llegó a transformar a uno de estos dos personajes históricos en el mítico Gambrinus?
Se dice que fue una mezcla de folklore, exaltaciones y un juego de palabras lo que llevó a relacionar el nombre de Gambrinus con el de Juan I, cuyo nombre en latín era Jan Primus, lo que facilitó aún más el cambio de nombre y su pronunciación.
En cuanto a la figura de Juan sin miedo, parece haber contribuido más al arte de la elaboración de la cerveza que al mito de poder beber cantidades legendarias de esta bebida. Como se mencionó anteriormente fue una figura importante en el creciente uso del lúpulo en la elaboración de cerveza europea. Cuando heredó en 1405 el Condado de Flandes, fundó una orden noble llamada la Orden del Lúpulo (Ordo Lupuli) para fomentar aún más el uso de esta planta.
El resto fue cosa del inevitable paso del tiempo y de los cuentos del folclore belga, y de la gran afición de ambos nobles por la cerveza, muy dados a bañar cualquier tipo de celebración con litros y litros de esta gran bebida.

Juan I, duque de Brabante y Juan sin miedo, duque de Borgoña
Cuentos e historias legendarias sobre Gambrinus
Hay dos historias, o cuentos, muy conocidos sobre este personaje que no hicieron más que agrandar y alargar su nombre en la historia, una de ellas es la escrita en 1868 por Charles Deulin en sus “Cuentos de un bebedor de cerveza” , en cuyo cuento titulado Cambrinus, Roi de la Bière (Cambrinus, Rey de la Cerveza) habla del pacto que realizó con el mismísimo diablo. Es una historia de amor imposible en la que un joven Gambrinus, aprendiz de soplador de vidrio, se enamora de la bella hija de su jefe, Flandrine, pero esta lo rechaza por ser pobre y humilde invitándole a conquistarla cuando se convirtiera en alguien importante. Tras abandonar su ciudad natal y huir, Gambrinus se convierte en un excelente violinista del que todos hablan y esto le lleva a actuar en su ciudad natal ante los ojos de su amada. Pero inesperadamente la presencia de Flandrine le pone tan nervioso que es incapaz de entonar una sola nota decente, esto provoca la ira de su pueblo y lo encarcelan por estafador. Estando en la cárcel siente el deseo de acabar con su mísera vida y cuando está a punto de colgarse el mismísimo diablo se le aparece en forma de cazador y le ofrece un trato, su alma en 30 años a cambio de lo que él le pida. Gambrinus le pide el amor de Flandrine pero el diablo le dice que eso es lo único que no puede conseguir, ya que el amor es incorruptible, por lo que le concede el don de apostar y ganar siempre. Siendo rico Gambrinus regresa para reclamar el amor de Flandrine pero esta una vez más le rechaza con la excusa de que el dinero no es lo más importante, ya que sigue siendo un don nadie, invitándole a volver cuando se convirtiera en rey o duque.
Nuevamente se reúne con el diablo para pedirle algo que le haga olvidar su amor por Flandrine y éste le muestra cómo usar unas plantas para hacer una bebida llamada “cerveza”. El diablo le muestra cómo elaborar cerveza, montar una cervecería y cultivar lúpulo, y todo acompañado por un carillón, una especie de órgano musical, que al tocarlo todo el que lo escucha no puede dejar de danzar.
Gambrinus vuelve entonces a su ciudad natal para construir una cervecería y cuando tiene lista su primera cerveza reúne a todo su pueblo para darles a probar su excelente creación. El resultado no es el esperado, ya que la bebida resultaba demasiado amarga y esto hace que se burlen de él, a lo que Gambrinus responde tocando su carillón y haciendo que todos bailen sin parar hasta caer agotados, lo que viene a ser una versión antigua de la famosa película de Sydney Pollack «Danzad, Danzad, Malditos». Este agotamiento les provoca una despiadada sed que solo pueden saciar con la cerveza de Gambrinus, la cual en esa situación les resultó una verdadera delicia.
La fama de la cerveza de Gambrinus llegó a oídos del rey de los Paises Bajos, quien le recompensó por su gran creación con el título de Duque de Brabante. Ya siendo famoso y popular, su amada Flandrine le visita esperando que éste la reconozca y le pida la mano, pero después de tanto tiempo, y tanta cerveza, Gambrinus no se acuerda de ella y lo único que hace es invitarla a una copa de cerveza.
Pasan 30 años y el diablo regresa para cerrar su acuerdo y llevarse el alma de Gambrinus, pero este comienza a tocar su carillón para hacer que el diablo baile sin parar, lo que provoca que el diablo, exhausto, rompa su contrato a cambio de que no sonara una sola nota más. El diablo abandona la tierra no sin antes advertir a Gambrinus que cuando este muera se llevará su alma al infierno, y tras 100 años de embriagada vida Gambrinus muere, pero lo único que el diablo encuentra al acudir por su alma maldita es un gran barril de cerveza, y es entonces cuando es plenamente consciente de que nunca podrá llevarse el alma libre del “rey de la cerveza”.
Gambrinus y el enorme barril de cerveza
Hay un segundo cuento famoso acerca de cómo Gambrinus ganó su título de Rey de la cerveza. Un grupo de cerveceros se reunió para elegir a su nuevo líder. Ellos estaban de acuerdo en que tenía que ser alguien fuerte y valiente, así que sugirieron un concurso, quien pudiera llevar un barril de cerveza enorme más rápido a una distancia de «dos lanzamientos de piedra», sería su nuevo líder.
Uno tras otro trataron de mover este enorme barril lleno de cerveza. Algunos de los concursantes lograron moverlo unos metros, pero nadie llegó ni siquiera a acercarse lo más mínimo a la meta. Por último, era el turno de Gambrinus, quien en lugar de usar la fuerza bruta, hizo que un sirviente instalara un pequeño grifo en el barril, se acostó debajo de este y bebió cerveza hasta que el barril quedó vacío. Después de este astuto truco pudo mover el barril ligeramente hasta llegar a la meta. Impresionados por su astucia, así como por sus habilidades de beber, los otros cerveceros nombraron inmediatamente a Gambrinus su líder y le dieron el título de Rey de la Cerveza.
Así es como la historia de Gambrinus, el “rey de la cerveza”, se agrandó y perduró en el tiempo hasta nuestros días, llegando incluso a tener un día marcado en el calendario, el 11 de Abril, aunque lamentablemente hoy solo se utiliza su imagen y su nombre como un mero reclamo comercial ignorando todo lo que hay detrás de esta leyenda.
Salud!!
Fuentes:
Wikipedia.org
restoretheking.com
lostbeers.com
beerbrew.com