1 de Marzo de 1989, más conocido en Islandia como el Bjórdagur o Día de la Cerveza, es una fecha que a muchos islandeses e islandesas no se les olvidará tan fácilmente, sobre todo a aquellos a los que especialmente les gustaba la cerveza y llevaban 74 años sin poder comprarla en su país. Ese día Islandia puso fin a décadas de absurda prohibición que comenzó en 1915 afectando a todas las bebidas de carácter alcohólico y que tuvo su fatídica sentencia sobre la cerveza en 1921, ya que a partir de ese año los vinos de España y Portugal fueron permitidos para favorecer las buenas relaciones comerciales entre estos países, pero la cerveza no entraba en esos planes por razones, como no, políticas.
Por aquel entonces Islandia mantenía una lucha diplomática para independizarse de Dinamarca, lo cual consiguió en 1944, y los islandeses asociaban la cerveza a la cultura danesa, lo que ocasionó un fuerte anti patriotismo hacia esta bebida. A decir verdad hicieron una pequeña excepción, permitieron el consumo de cervezas que estuvieran por debajo de un 2,25% de graduación alcohólica, algo que no sirvió de mucho para los amantes de la cerveza, los cuales denominaron a aquello como “la cerveza falsa”.
El origen del Bjórdagur, también denominado Bjórdagurinn, se remonta al año 1908, cuando los islandeses aprobaron en referéndum, con un 60% de votos a favor, la prohibición de toda bebida alcohólica, aunque no entraría en vigor hasta el 1 de Enero de 1915. Las mujeres, que todavía no tenían derecho a voto, apoyaron la decisión como simples vocales. Esta ley tuvo un par de excepciones, en 1921, como hemos comentado anteriormente, se permitió el comercio de vino Español y Portugués, principalmente por la presiones de España a negarse a comprar pescado islandés, bacalao salado principalmente, si no permitían la entrada de sus vinos en el país. Unos años más tarde, en 1935, y tras otro referéndum, los islandeses aceptaron la legalización de las bebidas espirituosas, pero la cerveza por encima de ese 2,25% de alcohol seguía sin entrar en sus planes. Según el Movimiento islandés por la templanza, la cerveza, al ser más barata que los destilados, era una bebida más propensa a actos injuriosos.

No obstante los amantes de la cerveza no se quedaron de brazos cruzados ante semejante agravio y emplearon diferentes maneras de esquivar la ley, una de ellas era directamente la de elaborar sus propias cervezas en casa de manera ilegal, otra era el contrabando y la otra consistía en añadir alguno de los destilados admitidos por ley a las cervezas de baja graduación, una técnica que se bautizó con el nombre de bjórlíki.
Con el paso del tiempo los islandeses empezaron a tener mayor contacto con las cervezas de otros países a los cuales viajaban y tras varios intentos por reformar la ley de prohibición en el parlamento en el año 1980 se permitió que los islandeses que viajaban al extranjero pudieran traerse cervezas de otros países para consumo propio. En 1985, la prohibición perdió muchos apoyos, ya que el ministro de justicia, un abstemio declarado, prohibió a los bares añadir bebidas espirituosas a la cerveza de baja graduación para imitar cervezas fuertes. Unos años más tarde, en 1989, la cerveza se legalizó en Islandia en una reñida y televisada votación en su parlamento, conocido como Alþing o Althing, que se saldó con 13 votos a favor y 8 en contra.
Los primeros años tras el levantamiento de la prohibición fueron una locura cervecera en todo el país y principalmente en su capital, Reikiavik, donde los bares y locales no daban abasto para calmar las ansias de cerveza de la gente y donde se hizo popular el Rúntur, una especia de ruta cervecera por diferentes locales de la ciudad, algunos de los cuales permanecían abiertos hasta altas horas de la madrugada. La verdad es que ese día, ese 1 de Marzo de 1989, fue un gran día para los islandeses y desde entonces no han dejado de celebrar su Bjórdagur cada primero de Marzo y no han dejado de consumir cerveza de manera habitual llegando a convertirse en la bebida alcohólica predilecta del país, representando el 62% de los 7,1 litros de alcohol consumidos cada año por el islandés promedio, algo que tiene un gran valor teniendo en cuenta que Islandia tiene una de las tasas más altas de abstemios según la OMS (Organización Mundial de la Salud).
Islandia y su gran momento cervecero
En la actualidad la industria cervecera de Islandia está en auge con la irrupción de la cerveza artesanal y el crecimiento de las micro-cervecerías locales. Por todo el país son frecuentes los festivales y eventos relacionados con la cerveza. Han pasado de la “cerveza falsa” a la cerveza real mejorando su cultura de consumo con un producto de mayor calidad. En la capital puedes encontrar incluso barberías donde tomarte una buena cerveza local mientras te cortan el pelo o te arreglan la barba.
Otro de los factores que han hecho crecer este consumo local ha sido la implantación de lo que allí llaman la “hora feliz”. Hace unos años los islandeses tomaban habitualmente la típica lager industrial en sus casas y fiestas privadas y solían salir muy tarde por los locales de ocio de la ciudad. Hoy en día muchos bares y restaurantes ofertan la “hora feliz” durante el día a horas más tempranas. De esta manera hacen que los locales están llenos desde horas más tempranas y que el ocio nocturno sea más prolongado.
Algunas de las cervezas más conocidas en Islandia son Egils, Gull, Thule y Viking, pero en los últimos años han surgido cervecerías independientes en todo el país que elaboran cervezas de gran calidad. La cervecería Einstök, ubicada a unos 96 kilómetros al sur del Círculo Polar Ártico, en el pueblo pesquero de Akureyri, utiliza agua pura de un glaciar para elaborar una refrescante variedad de cervezas artesana. También hay otros lugares curiosos para probar cerveza en Islandia. En Árskógssandur, en el norte del país, los visitantes pueden bañarse en una bañera llena de cerveza tibia, agua, levadura y lúpulo en el balneario de cerveza Bjórböðin, que forma parte de Bruggsmidjan Kaldi Brewery, la cervecería artesanal más antigua de Islandia fundada en 2006 por el matrimonio formado por Agnes y Ólafur.



Ólafur era un veterano pescador que tras quedarse sin trabajo debido a una grave lesión tuvo que dar un giro a su vida, y ese giro llegó tras ver un programa en televisión donde hablaban de una cervecería danesa. Era el año 2003, y en aquel entonces en Islandia solo había dos grandes cervecerías, Vífilfell y Ölgerðin, ambas en Reikiavik. El matrimonio no se lo pensó dos veces y viajó a Dinamarca para conocer de primera mano aquella micro-cervecería y solicitaron asesoramiento a su propietario para poder montar su propia fábrica, contrataron los servicios de un cervecero checo, David Masa, y se pusieron manos a la obra.
Otra curiosidad de la cerveza islandesa es la “cerveza de ballena” elaborada por la Steðja Brewery, fundada en 2012 en la localidad de Borgarbyggd, en la costa Oeste de Islandia. Esta cervecería ha elaborado varias cervezas con sabor a diferentes partes de la ballena, como por ejemplo su Hvalur 2, una cerveza que se elabora en una época muy concreta del año y que está infusionada con testículos ahumados de ballena. Sin duda es una cerveza que genera mucha curiosidad por probarla pero que también les ha acarreado ciertas críticas de grupos ecologistas y animalistas.
Como veis en Islandia también pueden presumir de tener un buen panorama cervecero, además de un día de especial celebración cervecera, así que si en alguna ocasión os veis por allí disfrutando del país y sus cervezas no olvidéis coger bien fuerte vuestras copas o jarras y gritar bien alto ¡¡Skal!!, que dirían los islandeses.
Salud!!
Fuentes: BBCmagazine, “Beer (soon) for islanders” by NYtimes, Bruggsmidjan.is, stedji.com