Puede que la palabra “growler” no te diga mucho de primeras pero últimamente está empezando a ser más habitual ver este tipo de recipientes o envases en algunos locales cerveceros, y mucha gente se preguntará; y para qué sirven?
Pues bien, el growler es un recipiente en el cual podemos llevarnos bien servida y conservada la cerveza del local a nuestra casa, a una comida familiar o a una reunión entre amigos, lo que viene siendo básicamente un “take away” cervecero. Aunque pueda parecer algo novedoso lo cierto es que el growler existe desde hace ya unos cuantos años, aproximadamente desde la primera década de 1800, pero bien es cierto que aquí hemos empezado a ver su uso cervecero hace relativamente poco tiempo.
Como he comentado, en la década de 1800, la gente llevaba su cerveza recién elaborada en cubos de estaño, algunos con tapa, o jarras de vidrio, conocidas como growlers, desde la cervecería hasta el pub. Growler significa literalmente “gruñidor” y se dice que dicho apodo provenía del sonido de chapoteo que la cerveza producía cuando los cubos se llevaban por la calle. Los movimientos bruscos de los cubos hacían que el dióxido de carbono escapara del líquido, causando un ruido más elevado.
También corren rumores sobre otra teoría bien distinta que cuenta que el nombre de gruñido (growler) proviene de los impacientes clientes que iban en busca de su cubo lleno de cerveza, mientras que el camarero, haciéndose el remolón, solo les servía una pinta. Y todavía hay una tercera teoría popular que cuenta que por lo general la gente acudía a por sus growlers justo antes del almuerzo, cuando se tenía más hambre y los estómagos gruñían sin cesar.
Sea como fuere, estos recipientes eran muy comunes en las tabernas y se empleaban para suministrar cerveza fresca a todo aquel que se la quisiera llevar a su casa. La capacidad de estos cubos era de aproximadamente 64 onzas (1,8 litros), aunque solían disponer también de un tamaño más pequeño, en torno al litro. El problema de este recipiente radicaba en que no se cerraban con ningún tipo de presión, lo cual obligaba en cierta manera a que esa cerveza fuera consumida en un corto espacio de tiempo, algo que seguramente daban por hecho todos los que hacían uso de este formato.
Hoy en día los growler suelen incorporar un tapón de rosca, lo que permite que pueda ser abierto y cerrado según la necesidad de cada uno, y esto hace que se pueda mantener la cerveza en óptimas condiciones de consumo entre 2 y 3 días (una vez abierto), siempre que la tengamos en frío y lejos de cualquier foco de luz natural o luz caliente. Lo más parecido que habíamos tenido aquí eran las famosas litronas, pero esas no se volvían a reutilizar, al menos para llenarlas de cerveza.
Lo bueno de estos envases es que se limpian fácilmente con agua caliente y se pueden reutilizar cuantas veces queramos. Normalmente los establecimientos que trabajan con estos formatos lo que hacen es vender la primera vez al cliente su growler y después este acude con él al local cada vez que quiera rellenarlo, pagando solamente por la cerveza servida. Es cómodo, práctico y una buena manera de poder tener y disfrutar en tu casa de la cerveza que más te guste.
Su historia
El growler estuvo a punto de desaparecer en la década de 1920, con la gran prohibición, aunque por suerte se volvió a retomar una vez finalizó esta.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, los niños eran normalmente los encargados de llevar los growlers del pub o cervecería local a los trabajadores en la hora del almuerzo y a sus padres a la hora de la cena. Esto se conoció como «apresurar al gruñidor» (rushing the growler). A los adultos que realizaban esta labor se les conocía como «Bucket Boys» o «Kesseljunges», un término alemán utilizado comúnmente en Milwaukee.
En la década de 1950 el cubo de lata había sido prácticamente eliminado y se estaban utilizando recipientes cerrados de cartón con tapas, muy similares a los bricks de leche. Sin embargo, en la década de 1960, la mayoría de los bares habían cambiado este formato por el plástico y se les permitía vender cerveza pre-envasada horas antes, por lo que el concepto del growler recién servido del tirador empezó a esfumarse.
Esto se prolongó hasta 1989 aproximadamente, cuando Charlie y Ernie Otto, propietarios de la primera cervecería de Wyoming, la Otto Brothers Brewery de Wilson, se plantearon ofrecer cerveza de barril para llevar, pero no disponían de sistema de embotellado, solo vendían barriles. Por suerte, el padre de Charlie y Ernie aún recordaba el uso de los growlers en su juventud y les sugirió a sus hijos la posibilidad de retomar aquella práctica. Charlie y Ernie no lo dudaron y comenzaron a serigrafiar su logotipo en jarras de vidrio de medio galón, dando así lugar al nacimiento del growler tal y como lo conocemos hoy en día.
En los últimos años, los avances tecnológicos y el creciente movimiento de la cerveza artesanal han permitido mejorar notablemente los sistemas de llenado para los growler, dando lugar al llenado a contrapresión, lo que permite eliminar el riesgo de oxidación. Estos avances también han dado lugar a la aparición de un nuevo formato, basándose en las actuales latas de cerveza, el Crowler o growler enlatado.
El Crowler es una lata de cerveza (de medio litro o 1 litro) rellenable y sellable a máquina (tabletop machine), que surgió en una cervecería de Colorado, la Oskar Blues Brewery, allá por el 2002. Una vez rellenada se le coloca una tapa, tipo pop-top, y se sella herméticamente. A diferencia del growler este nuevo formato no es reutilizable, pero es más fácil y cómodo de llevar.
Aquí en España cada vez más locales se están animando a emplear estos formatos, principalmente el growler, en cuanto al crowler hay al menos una microcervecería, la madrileña Compañía de Cervezas Valle del Kahs (CCVK), que trabaja este formato. Si tenéis la suerte de disponer en vuestra localidad de algún local que ofrezca este formato no dudéis en probarlo y como no, disfrutarlo.
Salud!!
Fuentes: the bottle store, growler-station.com, glass-jug.com