Beer livestyle

La cerveza en el cine, un amor de película.

De entre todas las grandes cualidades que tiene la cerveza quizá podríamos destacar una por encima del resto, la omnipresencia. Sí, la cerveza es omnipresente, a lo largo de su extensa vida siempre ha estado presente en infinidad de momentos, lugares, situaciones y escenarios de diversa índole, con mayor o menor protagonismo, pero ahí estaba. Y uno de esos escenarios ha sido el del séptimo arte, donde ha protagonizado infinidad de secuencias, bien con un papel secundario, como extra o incluso como protagonista o hilo conductor de la trama. La cerveza siempre ha sido un buen acompañamiento en el cine, tanto dentro como fuera de la pantalla.

Old Man Drinking a Glass of Beer (septiembre de 1897)es probablemente la primera filmación de un hombre disfrutando de una cerveza en la historia del cine. Se trata de un corto de 40 segundos dirigido por George Albert Smith, un pionero del cine en Inglaterra, en el que el actor Tom Green aparece bebiendo cerveza y sin duda alguna disfrutando del momento. Algunas fuentes apuntan a que podría tratarse de una cerveza de la Watney’s Brewery de Londres, fundada en 1837, pero las imágenes son bastante borrosas y no se puede apreciar con exactitud.

Donde la industria cinematográfica siempre ha tenido un gran peso y protagonismo ha sido en los Estados Unidos, la meca del cine por excelencia. Las películas americanas casi siempre han reflejado la forma de vida de su sociedad, de ahí que no sorprenda ver a la cerveza muy a menudo formando parte de sus escenas. Las primeras películas de cine mudo ya ofrecían escenas de salones y tabernas cerveceras donde los protagonistas disfrutaban de esta bebida. Por lo general en las películas mudas cuando aparecía una cerveza en escena es que algo gracioso iba a ocurrir.

Aunque es en una escena de otra película de este personaje, “Robin Hood”, de 1922, donde su protagonista principal, interpretado por Douglas Fairbanks se toma muy alegremente una cerveza en una buena jarra inglesa después de una ardua refriega.

Al igual que en la vida real, en el cine, la cerveza también ha sido considerada como la bebida de la clase media, los obreros y los campesinos, mientras que el vino era consumido por las clases más elitistas y adineradas. En la película de 1938, “Las aventuras de Robin Hood”, protagonizada por Errol Flynn y Olivia de Havilland ,el príncipe Juan bebe vino en una copa de oro en su castillo de Normandía mientras que su hermano Ricardo Corazón de León bebe una ale inglesa de una jarra metálica en una taberna sajona.

En 1931 se realizó una película en la que la cerveza tomaba gran protagonismo, esta película fue “The public enemy” (Enemigo público), basada en el libro Beer & Blood, escrito por dos farmacéuticos de Chicago, Kubec Glasmon y John Bright. Su protagonista, Tom Powers, interpretado por el gran James Cagney, ascendía vertiginosamente en el mundo del hampa tras introducirse en el negocio de la cerveza de contrabando con la llegada de la Ley seca.

Unos años antes, en abril de 1915, uno de los mejores actores de la historia del cine dejaba constancia de que la cerveza era una bebida muy saciante y refrescante para después de hacer ejercicio. El gran Charlot, creado por el genio Charles Chaplin, se trincaba una enorme garrafa de cerveza después de un duro entrenamiento en la película “Charlot campeón de boxeo”. Una cosa curiosa de esta escena  es que la cerveza no era de ninguna marca en concreto sino que simplemente llevaba escrita la palabra “beer”, algo que hoy en día sería casi inimaginable teniendo en cuenta el poder de la publicidad en todos los ámbitos, incluido el cine.

Otro mítico actor, el gran (y no solo por su altura) John Wayne, en la película de 1962 “El hombre que mató a Liberty Valance”, dirigida por John Ford y protagonizada por James Stewart, Lee Marvin y Vera Miles, protagonizaba una escena en el Saloon del pueblo en la que el editor del periódico local, en estado de embriaguez, se enfada con John Wayne porque no le quiere servir whisky alegando que el bar estaba cerrado y que se encontraban allí reunidos para elegir a los delegados de una convención territorial, a lo que el editor le responde: “entonces dame una cerveza”, y John Wayne le responde: “no se bebe durante la reunión” y el editor dice: “la cerveza no es una bebida” . Maldito editor.

En otra película con John Wayne, dirigida también por John Ford, “El Hombre Tranquilo” (1952), cuando éste regresa a Irlanda, se para en un pub y dice: “probaré una de esas cervezas negras” y el tabernero le responde muy profesionalmente: “ah, una porter”. En la boda de John Wayne con Maureen O´Hara, a uno de los invitados se le ofrece una copa de champagne, lo prueba e inmediatamente  la escupe con cara de asombro. Alguien lo ve e inmediatamente le ofrece una pinta de porter, a lo que éste muestra un gran alivio.

Si os digo que Norma Jeane Mortenson se bebía casi de trago una cerveza junto a Robert Ryan en la película “Clash by night” (Encuentro en la noche) de 1952, igual no os suena mucho pero es que Norma Jeane Mortenson era nada más y nada menos que el verdadero nombre de Marilyn Monroe, la tentación rubia.

En la película de 1937, “Love is news” (amor y periodismo), protagonizada por Tyrone Power y Loretta Young, éste se echaba una partidita de ajedrez sobre el suelo de un bar usando como piezas de juego jarras de cerveza. Lo que no recuerdo es si en lugar de “comer” las figuras directamente se las bebían. Habrá que verla para salir de dudas.

Avanzando unos años en el tiempo y llegando a la era más moderna del cine nos encontramos también con algunos grandes títulos con escenas cerveceras dignas de un oscar. Un ejemplo muy claro es el de la maravillosa “E.T. el extraterrestre” (1982). En la escena en la que E.T está solo en casa, va hacia la nevera y encuentra unas latas de cerveza Coors(aquí si estaba la publicidad presente) las cuales no duda en beberse mientras ve la televisión. Debido a la mística “conexión” mental que  E.T y Elliot tienen, éste último comienza a sufrir los efectos del alcohol mientras está en el colegio. Así, mientras E.T ve a John Wayne en la tele besando a Maureen O´Hara en “El Hombre Tranquilo”, Elliot le da un beso a una compañera de clase. Casi sin querer acabamos de hallar una conexión cervecera entre dos películas de diferentes épocas y estilos.

Otros títulos “modernos” con cervezas de por medio son por ejemplo “El club de la lucha” (1999), de David Fincher, donde sus dos protagonistas principales, Brad Pitt y Edward Norton, se toman unas cervezas en un aparcamiento donde minutos antes se han partido la cara a hostia limpia. Y tan amigos.

The Saddest Music in the World (la canción más triste del mundo), de 2004, puede que sea fácilmente la película de cerveza más rara hasta el momento. Ambientada durante la Gran Depresión en la localidad de Winnipeg, esta película, rodada también en blanco y negro, cuenta la historia de una baronesa cervecera (Isabella Rossellini) que coordina un concurso para descubrir la música más triste del mundo. Una de las cosas más extravagantes que tiene esta película, y eso que hay unas cuantas, es que la protagonista lleva piernas protésicas llenas de cerveza.

“Strange Brew” (Las aventuras de Bob y Doug McKenzie), es una película canadiense de 1983 protagonizada por el debutante Rick Moranis, el mismo de Cazafantasmas y La loca historia de las galaxias, y Dave Thomas. Una película divertidísima que tiene lugar en una cervecería. Basada en elementos del Hamlet de Shakespeare, los hermanos Bob y Doug Mackenzie ayudarán a la huérfana Pam (Lynne Griffin) a intentar recuperar la fábrica de cerveza fundada por su padre, recientemente fallecido, luchando contra el siniestro Brewmaster Smith (Max Von Sydow). Por cierto, Strange Brew también fue el título de una canción del supergrupo británico Cream (1967) y cantada por el gran Eric Clapton.

Trainspotting (1996), de Danny Boyle, ofrece un abanico múltiple de escenas de culto que muestran la decadencia humana, por ejemplo cuando el conflictivo Begbie inicia una pelea campal en el bar tras beberse una cerveza y tirar la jarra abriéndole la crisma a uno de los clientes.

En la película “Blue Velvet” (Terciopelo azul), de 1986, David Lynch usa la cerveza de una manera que nadie lo ha hecho o lo hará en ningún otro film. A lo largo de la película, la cerveza actúa como la entrada sutil a nuevos mundos, incitando al protagonista Jeffrey Beaumont y seduciéndolo a un agujero de misterio. Sin embargo, nunca está la cerveza más presente que cuando el psicótico Frank obliga a Jeffrey a visitar a su amigo Ben, el hombre más suave de la ciudad. En el primer acto, Lynch dio a conocer que Jeffrey es fan de Heineken, pero cuando Jeffrey le confiesa esto a Frank, Frank grita: «¡Heineken!, joder esa mierda!. ¡Pabst Blue Ribbon!”  (una cerveza de Los Ángeles, California). Por cierto, la protagonista femenina de esta película es Isabella Rossellini, os suena?

En Django Unchained (Django desencadenado), de 2013, dirigida por Quentin Tarantino, aparece una escena muy cervecera en la que el protagonista principal, Django, prueba la cerveza por primera vez.

Otros usos que se le pueden dar a las cervezas dentro del cine es como extintor, si no que se lo digan al Nota de “El gran Levowski” (1998) de los hermanos Coen, cuando está a punto de quemarse en el coche con una colilla que ha intentado tirar por la ventanilla sin percatarse de que esta estaba cerrada.

Donde si aparecen cervezas y pintas por doquier es la comedia The World’s End” (Bienvenidos al fin del mundo), de 2013, donde cinco amigos de la infancia se reúnen después de 20 años porque uno de ellos está empeñado en volver a probar suerte en un maratón alcohólico que nunca pudieron llegar a completar. La hazaña, conocida como «la milla dorada», consistía en beber una pinta de cerveza en doce pubs diferentes en una sola noche hasta llegar al último, el famoso pub “The World’s End”.

Ya lo decía Morgan Freeman en “Cadena Perpetua” (1994), cuando se toma unas cervezas, valerosamente conseguidas por el gran Tim Robbins, con sus compañeros de condena en el tejado de la prisión: “Es uno de los mejores momentos de mi vida”. Y que razón tenía.

Y para terminar recordaremos una de las mejores frases del extraordinario actor Jack Nicholson (El resplandor, Alguien voló sobre el nido del cuco,…), y que decía así: “La cerveza es la mejor maldita bebida del mundo”

Así que ya sabéis, por mucho que James Bond se siga pidiendo sus martinis con vodka, agitados, no revueltos, la cerveza ha reinado las escenas cinematográficas desde los primeros golpes de claqueta. Y que siga siendo así.

3, 2, 1 …. Salud!

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